domingo, 16 de mayo de 2010

Ella


Tenías ganas. Lo sabes, y yo también.
Fueron necesarias varias horas en el cuarto de baño cuidando cada detalle para estar impecable aquella noche. Incluso sentías esos nervios típicos, esa sensación en el estómago, como cuando estás a la expectativa sabiendo que algo va a pasar. Y por fin la viste, sencilla, discreta, natural. Y volviste a notar ese impulso que no se puede controlar con la mente, porque por fin estaba allí.
Y no era yo.

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