miércoles, 2 de junio de 2010

Ser


Haber tomado aquella decisión la estaba corroyendo por dentro.
Sabía que la certeza dolería, que sería amargo y duro, y también difícil, pero era el punto que faltaba. El silencio impregnaba sus huesos como niebla, esparciendo inseguridades, rabia, tristeza y miedo. Miedo a no avanzar, miedo al retroceso, miedo a convertirse en estar para dejar de ser.
Pero creía que la transparencia supondría libertad, más de alma que de cuerpo. Y aunque no era ella a quien le correspondía abrir el cajón, sí retiró la silla que lo obstaculizaba.

6 comentarios:

Martha dijo...

"Miedo a convertirse en "estar" para dejar de ser".

Que buena frase!

Besicos!

Kobal dijo...

bonita reflexión.

un saludo

I dijo...

@Martha, Kobal Muchas gracias :)

@Todos Me acabo de dar cuenta de que al privatizar momentáneamente el blog se borraron todos vuestros comentarios :(

Euximena dijo...

Sabía que la certeza dolería...

Me quedo con esa frase de entre todas.

¿Por qué suele ser que las certezas siempre duelen?

Desde mi realidad dijo...

Hay que ser valientes. Sólo así se consiguen los propósitos :)
Un beso!

I dijo...

@Euximena No tienen por qué doler siempre, solamente aquellas de las que nos damos cuenta de pronto suelen doler. Las cosas buenas, las que sabemos, están ahí antes de que nos demos cuenta, o aparecen de forma progresiva, quizá por eso no nos percatemos tanto ;)

@Aida Por supuesto! Y que no se pierdan los propósitos ni los objetivos nunca :)