lunes, 23 de agosto de 2010

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Se bajó de la estación de metro con la duda. ¿Izquierda o derecha? Decidió hacer lo más fácil, seguir a la gente que, al igual que ella, puso fin a su trayecto en esa parada.
Podía sentir el sol quemando su espalda. Sería un día caluroso, pero el frío viento de la mañana hacía que su piel se pusiera de gallina, distando mucho de la sensación de calor que la invadiría a la tarde, probablemente.
Mientras caminaba, junto con las canciones, un pensamiento resonaba en su cabeza. Fuerte, intenso, duradero. No podía olvidar aquella imagen. Sí, sí podía. Lo que no podía olvidar eran los sentimientos que le inspiraron, la fragilidad y la confianza disolviéndose como si recibiera una lluvia de agua hirviendo.
Y ahora todo aquello llegaba a su mente como un anuncio publicitario, capaz de inspirarla emociones pero sin recordar detalles. Sabía que no había cambiado nada, al menos nada físico, nada palpable, nada visible. Quizás ella había avanzado pero, por otra parte, a medida que pasaban los días esa situación le iba doliendo cada vez más.

4 comentarios:

X dijo...

No hay imagen que valga más que mil palabras.

I dijo...

¿Aunque digan lo contrario?

X dijo...

Aunque digan lo contrario.

I dijo...

;)