Ya no es lo mismo, porque estoy lejos. Ya no veo junto a mi esos gigantes que reflejan la luz del sol en los días de verano ni siento el intenso viento del norte de las mañanas de agosto. Ahora sé que no estás, que no puedo verte por casualidad mientras doblas la esquina al volante del algún sueño, que si percibo tu olor en el aire será, más que nunca, una invención de mis ganas.
Porque no estás, o más bien no estoy yo para acordarme de ti en la última canción de la mañana, o en la primera de la tarde mientras espero el momento de volver de nuevo a casa.
Pero todo se invierte al final de la semana, cuando puedo encontrarte más cerca que nunca.
3 comentarios:
es dura, la distancia, duele!
muaks!
Eso dicen...
Bueno la distancia no tiene porqué ser el olvido.
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