"Es pronto, demasiado pronto", pienso mientras intento enmudecer la repetitiva alarma que sale de mi teléfono móvil. Algunos atisbos de claridad al ras del horizonte y la noche más arriba. Dormir de día y despertar de noche, rutina de muchos a la que otros intentamos acostumbrarnos mientras los días se van haciendo cada vez más cortos y nosotros más maduros.
Dejar de escribir un día y darte cuenta de que han pasado demasiados hasta el siguiente.
Me acuerdo de tus trucos y de los días completos que hemos pasado juntos y espero que pronto lleguen más, y que tengas motivos extra para sonreír cada vez que abras los ojos y encuentres de frente una pantalla de ordenador o una ventana desde donde ver cómo la vida hoy te da los buenos días.