lunes, 30 de agosto de 2010

mar

Salimos tarde de mi casa y llegamos más tarde a la suya. Un trayecto largo en kilómetros pero no tanto en sensación de cansancio, aunque llegamos agotados. Volví a pisar la arena de la playa después de dos años, y la del Mediterráneo después de muchos más.
Jugamos en la arena, nos bañamos, reímos, cocinamos, nos miramos a los ojos. Esa sensación de materialidad que nunca desaparece, que incluso se acrecienta. Y volver a casa con una sonrisa en los labios, de esas tontas, que no se borra. Y dormir sabiendo que en pocas horas comenzaría un nuevo día.

7 comentarios:

X dijo...

Pues si estuviste el viernes por aquí, fliparías del calor. xD

Kobal dijo...

sol,playa y buena compañia¿Hay algo mejor?

I need a miracle dijo...

Para mi esas "pequeñas cosas" son el motoro de nuestras vidas, las que nos hacen desear ese nuevo dia

Me alegro te fuera bien

I dijo...

@X Llegué de madrugada y con el aire acondicionado ;)

@Kobal Así según lo pintas parece que no :)

@Síes Gracias! Que la monotonía es muy mala.

Desde mi realidad dijo...

Qué bien suena!

Antonio Moreno dijo...

Tengo que ir al Mediterráneo, solo chapoteo en los libros...

I dijo...

@Aida :)

@Nanete No sé por qué había entendido que chapoteabas en el Mediterráneo de los libros... Si fuera así, yo ahora chapoteo en Roma ;)