miércoles, 11 de agosto de 2010

prisión

Me había dicho que no te escribiría, ahora creo posible que lo incumpla.
Quería ver la luz del sol, pero las murallas estaban cerradas y la salida no me estaba permitida. Tuve que encerrarme, volver a la penumbra de este sólido edificio y contener mis ganas de libertad por un tiempo.
Con ansias por comunicarme veía el vacío a mi alrededor. No había nada ni nadie. Estaba sola, y encerrada. El suelo estaba húmedo y mis pies empezaban a resentirse, y además hacía frío. Intenté mantener mi mente aislada. Dicen que no hay dolor si no lo piensas, o al menos no se nota tanto. Pero mi debilidad pudo con la voluntad de seguir este precepto, y empecé a acordarme de los momentos en los que había sentido tus brazos rodeándome por detrás, aferrando mis hombros, proporcionándome calor en las noches menos calurosas del verano. Sabía que eso me dolería porque no haría más que alimentar la ilusión, la esperanza de tenerte aquí de nuevo, a pesar de que era consciente de que eso era imposible. Estaba presa y pensar en ti sólo podía dañarme. Pero no tenía nada que hacer, y la ausencia de tareas liberaba la mente y la dejaba volar a sus anchas, sin hacer caso de nada más que de mis instintos. No había nada que observar y no podía analizar más que las oscuras paredes que me rodeaban, paredes que en realidad eran una sola que se alzaba en forma circular. De modo que continué con mi particular tortura, soñando, sintiendo y viendo cosas que podrían ser y que no eran, mientras esperaba la caída del sol para deshacerme de esa angustia que estaba mutilando lentamente mis sentidos.

10 comentarios:

Alice dijo...

A veces nos hacemos más daño nosotros solos, echando de menos cosas que fueron y ya no van a volver a ser...

Siempre me he preguntado si habrá alguna cura para eso.

Un beso, I

I dijo...

Cierto.
La cura, Alice, es no pensar :)

Alice dijo...

¿Y eso cómo se hace, I? ;)

I dijo...

Llevo años intentándolo, pero todavía no lo he conseguido... ;)

Alice dijo...

Pues ya somos dos...

Si un día encuentras la solución, por favor, mándame la receta!

I dijo...

Esto está hecho ;)
Lo mismo digo!

Antonio Moreno dijo...

Al menos te habrás encerrado con las cosas de aseo básicas verdad... bueno pues cojes el cepillo de diente y con una piedra sac un poco de punta y bueno una de dos, o te suicidas, o vas haciendo agujeros en el muro para poder escalar y escapar.

I dijo...

Vaya, yo que pensaba que las cosas de aseo básicas eran para estar un poco decente cuando vinieran a rescatarme en helicóptero! (Sí, que te rescaten en helicóptero tiene más nivel, siempre que no vaya Esperanza Aguirre dentro).

Pero bueno, lo de hacer agujeritos en el muro con el cepillo de dientes es una opción ;)

Yopopolin dijo...

Yo tambien tengo una fotografía mental de ese momentoespecial: Mis brazos rodeandola, dandole calor en las noches mas frescas del verano...

¿es algo que nos pasa a todos, o como va esto? jeje

I dijo...

Jajaja Yopo, creo que tenemos todos una base común que es ese momento y a partir de ahí es donde nos empezamos a diferenciar. Muy científico todo ;)